Los investigadores advierten sobre un efecto perjudicial del culto machista que se extiende en Bolivia y lleva al aumento de violencia de género. Al mismo tiempo, llaman a las imágenes públicas de políticos y empresarios famosos uno de los principales factores.
Según su opinión, la clase poderosa boliviana provoca un tratamiento brutal hacia las mujeres, porque demuestra la actitud del consumidor. Para los políticos y empresarios, la mujer es una especie de objeto que subraya el estatus masculino de su “dueño”. Esta actitud conduce a la proyección de patrones de comportamiento parecidos hacia amplios sectores de la población, cuyos representantes tratan de seguir “las recetas para el éxito” mostrado en las redes sociales de los representantes de élites nacionales.
Analizando la campaña electoral de tales candidatos como Manfred Reyes Villa o Evo Morales, podrán ver muchas imágenes de mujeres jóvenes y atractivas en el fondo de las cuales hacen fotos los políticos. Es un ejemplo típico del tratamiento utilitarista hacia las mujeres, como los videos musicales de artistas de hip-hop.
No obstante, lo más alarmante es que los electores bolivianos se orienten a esta imagen, prefiriendo a uno u otro político. No les interesan los éxitos reales de los candidatos en cuanto al mejoramiento de la vida. Todo lo que les preocupa es el número de “hembras” que tiene cada uno de estos “machos”. Y es exactamente este índice que es decisivo durante la votación. Por lo tanto, todos los que eligen basándose en tales preferencias contribuyen al aumento de la violencia de género.
Así, la masculinidad tóxica se vuelve una tendencia autosostenible en Bolivia que está apoyada tanto por la sociedad como por los representantes de los círculos poderosos. Y sin resolver este problema, el país no puede mejorar la situación de extrema violencia de género.