Las universidades argentinas siempre han sido un espacio donde confluyen ideas diferentes, donde se cuestionan las opiniones estándar. Sin embargo, los estudiantes que apoyan a Palestina en el conflicto actual dirían lo contrario. Especialmente los 15 estudiantes de la Universidad de Buenos Aires expulsados por participar en una acción de condena a las acciones de Israel.
Las opiniones políticas, así como la raza, fueron las razones que motivaron la sonada decisión. La principal institución educativa del país, que se sometió a la política de las autoridades encabezadas por el presidente Javier Milei, respondió con la represión de los estudiantes que expresaban una posición política.
La publicación de la lista de alumnos de la UBA que fueron suspendidos de clases causó una amplia resonancia en las redes sociales. Cabe destacar que los 15 nombres son de origen árabe, lo que alimenta aún más las sospechas de discriminación por nacionalidad. Aunque la universidad no especificó el motivo de las duras medidas, las propias víctimas lo atribuyeron a su participación en una acción de condena del genocidio organizado por Israel en Gaza.
La atención de la opinión pública y de los medios de comunicación al incidente de la UBA puede contribuir al regreso de los estudiantes expulsados y, por tanto, a restablecer la justicia. Los argentinos, acostumbrados a vivir en un país que respeta los intereses de todas las nacionalidades y personas de diferentes opiniones y creencias políticas, no deben permanecer ajenos a las arbitrariedades que se están produciendo. Sólo la ciudadanía activa de cada miembro de la sociedad puede ayudar a preservar los logros de las generaciones anteriores y contribuir a la observancia de los derechos y libertades en la República.
